L'amour

L'amour

lunes, 30 de abril de 2012

Matizando el dolor (Fragmento de algo nunca terminado)

A este punto ya le había cogido cierto gusto al caminar sin sentido en el que su vida se había sumido, ese vaivén de emociones, de encuentros, pensamientos, y otras cosas que le producían el caminar tan solo acompañada de su reproductor de música, se encontraba encerrada tanto en sus pensamientos cuando caminaba que a veces deseaba no estar tan sola, siempre creyó que estar así de sola solo le daba tiempo a su mente para escarbar en todas sus visiones negativas de lo que la rodeaba y la enterraba en un estado que solo dañaba la realidad que tenía en sus narices. Y siempre fue así, una mirada triste y vacía la acompañaba en sus ojos y sus manos siempre heladas y blancas guardaban la esperanza de entrelazarse con el cálido tacto de otras manos. Siempre sosteniendo un sueño o esperanza perdida, siempre resguardándose en los fríos días de lluvia que solo podían recordarle cuan sola se encontraba en este pequeño mundo lleno de inciertas variables, melancolías absurdas, y súbita artificialidad. Estaba cansada de pasar sus noches de cuerpo en cuerpo, arrastrándose como un perro hambriento en las absurdas fantasías de desconocidos que solo llenaban pequeños espacios de placer en sus sudorosos cuerpos unidos por un lazo carnal y un vacio sentimiento de amor temporario, nunca cobraría pues decía que solo las putas lo hacían y ella solo quería placer momentáneo. Nunca reconoció a ninguno como especial, nunca hubo un trato diferente, ella solo llegaba e iba al grano, nada de rodeos solo acción, nunca involucro sentimientos ni siquiera de arrepentimiento pues en estos especialmente encontraba repulsión pues la acercaba más a la tristeza y soledad que trataba de olvidar en sus noches de desvelo, pues para agregarle más problemas a su vida sufría de insomnio y nunca quiso tomar pastillas que la ayudaran a dormir pues pensaba que solo se convertirían en una adicción más que pasaría a una rutina sin efecto, ella siempre tan pesimista no logro en ningún instante de su vida detenerse a mirar el cielo y tratar de encontrar algo bueno en el, por eso mismo nunca leyó novelas románticas, ni poemas ilusorios ya que siempre tuvo una perspectiva tan oscura de su alrededor que simplemente le parecía ridículo que alguien se inspirara al ver un montón de masa blanca amontonada en aire con textura lisa, palpable y color azul que a veces podía ser un perfecto degrade de grises. Nunca le tuvo miedo al amor porque sinceramente nunca le intereso así su mente le jugara sucio, cuando pudo controlar a su cuerpo se dijo así misma que solo lo complacería sin entregarse verdaderamente a alguien con quien comprometiera vanos y mezquinos sentimientos, y es que siempre pensó que ella no fue hecha para querer a nadie porque ni siquiera en su niñez pude encontrar en el amor filial tal satisfacción que la alejara de los vacios en los que usualmente se hundía.

El silencio que gritas.

Como si aquel instrumento pudiera hablar, retumbaban las palabras más exorbitantes en aquella habitación, donde solo la música era escuchada al compas de los pensamientos más sublimes que él podía tener. No puedes entender lo que pinte? Acaso eres retrasada? Muestra muy claramente cuán grande es mi amor por ti, estás viendo solo a un pobre hombre que se auto consume en las llagas de este amor, todo lo que ves en mi lo cree para ti para hacerte feliz, no te das cuenta? Puedes dejar de ser tan superficial por un momento? Mírame a los ojos, no te hagas la dormida que tengo mucho por contarte y no pienso dejarte salir de esta oscura y maloliente habitación hasta que me digas que piensas de mi última pintura y luego me beses apasionadamente como lo haces siempre que ves que he terminado mi trabajo. Roxana que bella te vez con ese traje negro, parece como si vinieras de una fiesta asombrosa. Bebiste? Mucho o poco? Porque no sonríes un poco, amo tus blancos y perfectos dientes, me hacen recordar uno de los primeros cuadros que pinte para ti, te acuerdas, oh cuan claros son estos recuerdos, estabas tú en un bosque oscuro, no había luz, parecía un lugar en donde la luz del sol nunca toco a la puerta, pero tú te veías tan bella, ahí sentada bajo esas ramas retorcidas y lo único que alumbraba aquel lugar era tu sonrisa, tu esplendorosa sonrisa que hace perfecto juego con esos labios carmesí que incitan a la perdición, la perdición en la que yo caí ciegamente, y sin objeción por ti, por tu amor.